LOS HABITANTES DEL BOSQUE (I): LAS HADAS (II). LAS HADAS MEDIEVALES


El último sueño de Arturo en Avalon. Edward Burne-Jones, 1881-1898. Fuente: Wikimedia Commons


En este nuevo artículo volvemos a sumergirnos en el mundo de las hadas. En la primera parte de esta serie temática intentamos hacer una lista de las principales teorías sobre su origen y algunas de sus asociaciones. En esta ocasión nos trasladamos hacia la Edad Media para analizar el mundo féerico a través de las principales obras literarias de la época. 

Como ya apuntamos en artículos anteriores, el mundo de las hadas es un espacio fundamental en los relatos de caballería medievales. No solo su apariencia encuadra la aventura pues sus habitantes, normalmente personajes femeninos, provocan el desarrollo de la misma. El recorrido por esta temática es muy extenso por lo que intentaremos resumirlo de manera clara. Comenzaremos explicando el papel del hada en las obras literarias y creando una tipología libre de las distintas figuras que aparecen en los relatos, finalizando con un análisis un poco más extenso de las figuras más representativas.



¿Qué fuentes hemos utilizado?

  • En primer lugar hemos acudido a los Lais de María de Francia, obra entendida como precursora de los grandes relatos artúricos. Inspirados en la poesía bretona, están estructurados en pequeños relatos de origen céltico cuyo principal protagonista es el amor. Se sabe que estas historias se cantaban con un arpa en los círculos cortesanos bretones. 
  • Continuamos con la ya conocida Materia de Bretaña pues su amplia batería de ejemplares nos ofrece un amplio abanico de personajes féericos. Las hadas del ciclo artúrico son, quizás, las más prototípicas dentro del imaginario medieval pues, a pesar de las continuas modificaciones en relación a su carácter, sus figuras siguen vivas en la actualidad. Todas las obras seleccionadas se fechan en el siglo XII, las cuales tienen como autor a Chrétien de Troyes, quien fue uno de los escritores más prolíficos de la Francia del siglo XII, avalado por María de Champaña y Felipe de Alsacia. Dado que este artículo quiere presentarse a modo de introducción y resumen no hemos podido ojear tantos ejemplares como nos hubiera gustado; por lo tanto, de sus escritos hemos seleccionado El Caballero del León y Claris y Laris , principalmente para Laudine y Madoine, no así para Morgana, cuya evolución se plasma de manera más clara siguiendo una línea cronológica, desde la Vita Merlini de Geoffrey de Monmouth hasta la revisión del mito en la obra de Thomas Malory, recopilada por John Steinbeck en el siglo XX bajo el título de Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros. Esta literatura se encuadra dentro de la narrativa cortés, definida por la aventura, el perfeccionamiento del caballero, el poder, la libertad, el destino y el amor, el cual desata la mayoría de las tramas. A su vez, estas historias se conciben como un código social de valores que, si se respeta, crea finales agradables y si no, castigos o desenlaces trágicos. 
  • Terminamos con este discurrir de fuentes con Melusina o La noble historia de Lusignan, redactada por Jean D’Arras en el siglo XIV a petición de Juan I, duque de Berry. Este relato nos cuenta la historia de Melusina, un hada de cola serpentina que contrae matrimonio con un humano. En esta obra no solo se nos habla de este ser mágico sino que sirve como canalizador de las historias de sus hijos y del auge y la caída de la ciudad de Lusignan. 


Los paisajes del mundo feérico

Puesto que nos movemos dentro del ámbito de la literatura cortés, y como ya hemos repetido en antiguas entradas, el bosque va a ser nuestro escenario fundamental. Este espacio, al presentarse como adalid de lo salvaje y lo sobrenatural, será el principal hogar del mundo féerico. Tenemos que tener en cuenta que el bosque no aparecerá solo, pues el agua y la piedra se convertirán en perfectas piezas de este puzzle.

Es muy importante tener en cuenta que al mundo de las hadas se accede a través de portales. El medio acuático será el perfecto límite entre la civilización y el mundo sobrenatural, presentado en forma de río, lago o fuente maravillosa. Que el agua se presente como frontera entre ambos mundos no es extraño pues este motivo ya se repetía de manera habitual en el mundo celta. Las historias del mito artúrico están impregnadas del antiguo paganismo donde el agua tenía un papel de especial relevancia pues era un elemento muy asociado a la vida y a la muerte. Los Lais de María de Francia son buen ejemplo de estos vestigios pues entre sus líneas podemos reconocer el motivo de la barca para atravesar las aguas (motivo de paso) y la aparición de un cérvido blanco, el cual afianza el paso al otro mundo junto a la aparición de la amada que cura las heridas al caballero.


Deer herd resting at dusk. Fotografía de Rebeca Johnson. Fuente: Unsplash

¿Dónde encontraremos viviendo a estos seres? En el medio acuático o en castillos internados en el bosque. Que las doncellas aparezcan cerca de las corrientes de agua tampoco es algo inusual pues también deriva de la figura de la ninfa pagana. Estas divinidades menores podían asociarse a diversos elementos naturales: agua, árboles, aire, etc. convirtiéndose en protectoras de los mismos. De igual modo pueden asociarse a antiguas divinidades mayores de las aguas como veremos a continuación en el caso de La Dama del Lago.

Las hadas de estos relatos, en su mayor porcentaje aparecen tras la frontera acuática como bien veremos en los lais de Lanval y Guiguemar o en El Caballero del León, donde el castillo, hogar de Laudine, se muestra tras la fuente maravillosa. Aunque no todo se encuentra detrás del agua sino que a algunos refugios ya los protege la espesura del bosque, como en el caso del castillo mágico de Madoine.

Sin duda, en estos relatos hay parajes boscosos con nombre propio[1], algunos de los cuales no necesitan presentación, como el Bosque de Broceliande en la Materia de Bretaña o el Bosque de Colombiens en la historia de Melusina.



¿Cuál es el origen de las hadas medievales?  

Para rastrear los orígenes del hada medieval es necesario echar la vista muy atrás y para ello nos apoyaremos en el primer capítulo del completo estudio que Harf-Lancner realizó sobre estas figuras, titulado Les Fées au Moyen Âge. Como ya apuntamos en la primera entrada de esta serie, la figura del hada se entremezcla entre las parcas o fata y las divinidades menores entendidas como seres elementales. Las primeras destacan por su carácter profético mientras que las segundas evocan el erotismo y el deseo. Como es lógico, las creencias en estas damas del bosque siguieron vigentes durante toda la Edad Media, más acentuadas en la Alta Edad Media, aunque su carácter se viera modificado por la inclusión de nuevas dotes, como puede ser la noción del bien y del mal. Para ilustrar esta supervivencia hemos acudido al Decretum de Buchard de Worms, en cuyo libro XIX dice lo siguiente:

«Tu as cru ce que certains ont coutume de croire, à savoir qu’il existe des créatures féminines agrestes qu’on apelle femmes de la forêt et dont on prétend qu’elles sont des créatures de chair, qu’elles se montrent quand elles le veulent à leurs amants et prennent (dit-on) leur plaisir avec eux et, toujours quand elles veulent, se cachent et s’évanouissent? Si tu as cru cela, dix jours de pénitence au pain et à l’eau. (…)[2]»

Podemos decir que las fuentes originarias de la figura del hada medieval derivan de tres modelos distintos: el paganismo, el cristianismo y el folklore, donde se introduce la unión amorosa entre un mortal y un ser sobrenatural, como bien apunta Harf-Lancner:

«Il faudra une recontre entre culture savante et culture populaire pour provoquer la création, dans la littérature médiévale, d’une nouvelle figure imaginaire en qui se superposent les traits des Parques antiques et des amoureuses surnaturelles des contes merveilleux[3]».

A los atributos de ser pasional y adivinatorio podemos añadir el de ser onírico. El hada, como bien veremos en el lai de Lanval, puede aparecer en el plano de los sueños. Como bien apunta Claude Lecouteux, el hada puede atraer al ser amado al mundo féerico a través de un avatar en forma de animal o bien enviando a súbditos en su busca, casuística siempre ligada al medio acuático. En opinión de Lecouteux, la asociación del hada con el doble y el mundo onírico sería un motivo derivado del mundo escandinavo.




¿Cuántos tipos de hada encontramos?

Ya en un contexto puramente medieval, y teniendo en cuenta nuestras fuentes, podemos dividir las hadas en los siguientes tipos:
  • Hada madrina: este sería el caso de Melusina. Esta hada serpentina aparece en el relato como madre y consejera. Con Remondin tendrá una amplia descendencia. Todos sus hijos nacerán con algún defecto físico o psíquico que evidenciará el carácter sobrenatural de la madre. De igual modo se presenta como un hada constructora, pues bajo su mandato se produce el florecimiento de la villa de Lusignan.
  • Hada amante y esposa: este es, quizás, el papel que en mayor porcentaje se desempeña en los relatos. La relación que se establece entre el caballero y el ser sobrenatural es muy fuerte y pasional, provocando en ocasiones un desenlace trágico. Lecouteux lo describe muy bien en el siguiente fragmento: «Como esta “hada” es a la vez destino, suerte y genio tutelar, separarse de ella –sea cual sea el motivo: transgresión de una prohibición, u otra cosa- significa ir hacia la muerte, aunque este rasgo esté muy eufemizado».
  • El hada hechicera: se da por sentado que todas las hadas poseen dones pero no tienen por qué mostrarlos abiertamente, excepto la belleza, pues es un don que todas poseen. Esta faceta es más propia de las versiones posteriores al siglo XII, en las cuales el carácter de las protagonistas se va tornando más oscuro, como es el caso de Morgana.




¿Cuál es su función en la aventura caballeresca?

Su papel en la aventura caballeresca es fundamental pues es, en muchas ocasiones, el detonante de la misma. También puede actuar como apoyo fundamental para el héroe o como el objetivo de la aventura, la cual ha de superar para alcanzar su amor.

Para ilustrar de un modo más claro esta introducción hemos elegido alguno de los ejemplos más reconocidos de hadas medievales. Los analizaremos en orden cronológico para dejar patente la evolución de la figura de una manera más clara: 



Hadas con nombre propio


Las hadas de María de Francia

Las hadas que nos describe María de Francia son el mayor ejemplo del poso pagano que ya nombrábamos con anterioridad. Encontramos entremezcladas las influencias del ámbito céltico, el mundo onírico del que nos habla Lecouteux y el amor derivado de los cuentos. Los lais de tema féerico más importantes son el de Guiguemar y el de Lanval. Ambos relatos coinciden en la correlación de acontecimientos y la estructuración de las historias. En ambos se desarrolla una historia de amor entre un mortal y un ser sobrenatural que podemos dividir en tres etapas: el encuentro con el hada, el pacto de amor y la rotura del mismo y sus consecuencias. 


El lai de Guiguemar

Este lai destaca por los motivos célticos de los que ya hemos hablado. El caballero se presenta como un hombre que nunca ha conocido el amor, nunca ha sido capaz de obnubilarse ante la belleza de ninguna doncella. Durante la caza, hiere de muerte a una esbelta cierva blanca que pacía con su cría en la espesura del bosque, con tal mala suerte que la flecha rebota y el caballero la recibe punzante en el muslo. Herido, Guiguemar atraviesa la foresta hasta llegar a un puerto donde lo recibe un barco sin tripulantes. Ya la aparición de la cierva blanca nos avisaba del paso del caballero al Otro Mundo, el cual se afianza con la barca sin tripulantes. En un estado febril causado por la herida, el caballero viaja en la barca al reino de las hadas, concebido como una isla verde con una torre cercada por un muro. Allí habita un hada de increíble belleza quien le ayudará a recuperarse de sus heridas. Es entonces cuando Guiguemar, el que nunca conoció el amor, queda prendado de la extremada belleza de su anfitriona:

«Pero Amor le había alcanzado de lleno, su corazón se encontraba ya en gran tribulación, pues la dama le ha herido de tal modo que se ha olvidado de su tierra. No siente dolor alguno por su herida; suspira con gran angustia (…) 
- ¡Ay! –decía-. ¿Qué haré? Iré a ella y le diré que tenga compasión y piedad de este pobre desconsolado; si rechaza mi súplica y se muestra orgullosa y altanera, moriré de dolor o para siempre languideceré con este mal[4]»

Tras su recuperación, el caballero es devuelto al mundo real de nuevo en la barca, para desgracia de su amada, quien al escaparse de su prisión, entrará en el mundo real a través del medio acuático. No nos detenemos es los detalles del final pues es la primera parte la que más nos interesaba para ilustrar el paso y la descripción del mundo féerico.


El lai de Lanval
«Había salido fuera de la ciudad, a solas ha llegado a un prado; baja hacia un río, pero su caballo empieza a estremecerse; le quita las cinchas y se aleja, dejándolo revolcarse en la hierba. Plegó el faldón de su manto bajo su cabeza y se acostó. (…) Mientras estaba echado de esta forma, miró abajo hacia el río, y vio venir a dos doncellas: ¡nuca las había visto tan bellas! Iban vestidas con gran riqueza, ceñidas muy ajustadas en sendos briales de púrpura oscura; ¡muy hermoso era su rostro! (…) 
-Señor Lanval, mi doncella, que es tan discreta, hermosa y noble, nos envía a buscaros; ¡venid con nosotras! Os llevaremos a salvo; mirad, está cerca el pabellón[5]».

En este fragmento, el héroe entra al mundo de las hadas a través de un estado onírico. La diferencia respecto a la anterior historia es que aquí son las hadas las que vienen en busca del héroe, y no al revés. De igual manera, es el medio acuático la frontera para cruzar al mundo féerico. Cuando el caballero se muestra en presencia del hada, el flechazo entre ambos es certero. Tal es así que ella le concede el don de la abundancia con la condición de que no se lo cuente a nadie.

Son interesantes las apariciones del hada pues ella misma le dice que, independientemente de donde se encuentre, si la necesita ella aparecerá. Y, ¿dónde vive este ser maravilloso? Al final del relato se nos cuenta que Lanval montará en el palafrén del hada y viajará con ella hasta Avalon, donde permanecerán juntos y felices largos años.



Morgana[6]

El papel de Morgana en las primeras versiones del mito es claramente benévolo, describiéndola como una mujer poseedora de una gran sabiduría. Tantos eran los conocimientos que poseía que se la ponía a la misma altura que Merlín. En la Vita Merlini será Morgana la regente de la isla de Avalon y no Viviane, como en las versiones posteriores.

«There nine sisters rule by a pleasing set of laws those who come to them from our country. She who is first of them is more skilled in the healing art, and excels her sisters in the beauty of her person. Morgen is her name, and she has learned what useful properties all the herbs contain, so that she can cure sick bodies. She also knows an art by which to change her shape, and to cleave the air on new wings like Daedalus[7]».

En las versiones posteriores esta igualdad de condiciones desaparecerá y el personaje comenzará a definirse como una mujer perversa y astuta. A Morgana se la conocerá como la nigromante hermana de Arturo, roída por la envidia y el rencor. Muchos otros personajes femeninos se impregnarán de esta visión misógina y aparecerán en los relatos reteniendo a los amantes en sus dominios, como será el caso de Madoine en Claris y Laris. A su inicial belleza le sustituirá la fealdad provocada por Merlín, aunque esto no la exhibe de gozar de una lista de amantes, entre los cuales se encuentra Guiamor, sobrino de Ginebra. Esta impedirá la relación amorosa y de aquí derivará el odio del hada por la reina.


Morgana sorprende a los amantes en el Valle sin Retorno. Manuscrito 111, fol. 9; s. XV. BNF. Fuente: BNF


La genealogía de Morgana tampoco estará exenta de versiones pues aparece en los textos como hermana de Arturo y como sobrina del rey. 

El papel de Morgana en la mayoría de los relatos es el de atraer a los caballeros hacia el Otro Mundo, con la diferencia de que ella luego no les dejará salir. Los refugios de esta hada, como ser sobrenatural que es, se encontrarán en lugares recónditos, mayoritariamente islas o bosques.



Viviane o La Dama del Lago

El caso de Viviane es algo complicado, comenzando por la etimología de su nombre. La dama del lago puede aparecer nombrada como Niniane, Nimueh o Viviane. Carlos Alvar, en su Breve diccionario artúrico, apunta las conexiones entre el mítico personaje y antiguas divinidades del mundo céltico:
  • Viviane – Bé Binn (mujer blanca): el color blanco suele asociarse a las mujeres relacionadas con Merlín.
  • Niniane – Rhiannon – Divinidad del río Ninian: el caso de Niniane es más complejo puesto que algunos la relacionan con la diosa Rhiannon o con una divinidad asociada al río Ninian, en la Bretaña continental.

Sea una teoría u otra, al igual que ocurría con Morgana, también existen varias versiones sobre el carácter de este hada. Carlos Alvar recoge su parentesco con Diana, la diosa cazadora. La primera aparición de la dama del lago se produce en El Caballero de la Carreta, aunque sin ser nombrada aun por esa denominación. Su carácter en esta obra es maternal pues ejerce de madre adoptiva de Lanzarote, al cual entrega un anillo mágico que lo proteja de cualquier encantamiento:

«Pero a quien os relato la historia tenía en su dedo un anillo, cuya piedra tenía la virtud mágica de vencer la prisión de cualquier encantamiento, una vez que aquel caballero la mirase.
Pone el anillo ante sus ojos, mira la piedra y dice: 
-¡Dama, dama, así Dios me proteja, ahora tendría gran necesidad, si podéis de vuestra ayuda! 
Aquella dama era un hada que le había dado el anillo y le había criado en la niñez. Tenía en ella gran confianza de que, en cualquier lugar que se encontrase, le aportaría ayuda y socorro[8]


Viviane y Lancelot. Manuscrito 113 fol. 156v. Siglo XV. BNF. Fuente: BNF

Este carácter benévolo se conservará también en el Lanzarote del Lago, donde seguirá ejerciendo como madre y protectora de Lanzarote. Sir Thomas Malory, en su versión del mito, otorgará a la dama del lago la misión de entregar a Arturo la espada Excalibur además de ponerla al frente de la isla de Avalon.

El carácter malévolo aparece bajo la denominación de Niniane, cuando ésta seduce al mago para que le revele sus conocimientos. Niniane será, pues, la culpable del encierro eterno de Merlín que, según qué versión, se producirá mágicamente en un árbol, una cueva o una torre.



Laudine

Laudine es la esposa féerica de uno de los caballeros artúricos más famosos, Yvain. Ella es el desencadenante de las muchas aventuras que vivirá el caballero quien, al romper una promesa, deberá recuperar su amor a través de hazañas.

Este hada, como la mayoría de los seres mágicos del universo artúrico, tiene su morada en el Bosque de Broceliande. Está casada con el caballero negro, guardián de la Fuente Peligrosa y ambos viven en un imponente castillo ubicado dentro de la foresta. Yvain, en busca de la honra, derrama agua sobre la fuente provocando así la salida de su guardián para poder así batirse en lucha. El caballero derrota al guardián y se enamora de Laudine, quien le corresponde en secreto. Ambos se casan y conviven en el castillo pero Yvain, nostálgico de sus hazañas, decide partir con el rey Arturo en busca de aventuras. Su amante féerica le limita el tiempo, advirtiéndole que si no regresa en un plazo de un año su amor se tornará en odio. Yvain rompe la promesa y, roto por el rechazo de Laudine, huye desconsolado a los bosques.

Es descrita como una dama de gran belleza, quien el mismo rey Arturo describirá como “más hermosa que una diosa”. De nuevo es el amor el que une al caballero al hada y es el mismo sentimiento el que provocará las múltiples aventuras del héroe. Laudine pues, se presenta como el hada esposa. Su papel es de suma relevancia pues ella misma es el motor del caballero, es el fin último de sus deseos. De igual modo, muestra su carácter sobrenatural al entregar a Yvain un anillo mágico antes de partir en el plazo establecido, el cual le protegerá de ser hecho prisionero y de cualquier herida. El anillo servirá como prueba para afianzar la promesa, es por esto que al quedar rota, la dama reclama su devolución.



Melusina

Lo que diferencia a Melusina de las hadas anteriores es su maldición. Es bella como las anteriores pero cada sábado está condenada a transformarse en serpiente. Su condición serpentina se mantendría ocasional solo si su marido nunca rompiera la promesa de no verla los sábados. Como en otros ejemplos, la promesa hecha por los amantes se rompe. Remondín es engañado por su hermano, quien a través de palabras envenenadas le hace sospechar que su mujer tiene un amante. A causa de esto, Remondín espía a Melusina a través de un hueco en la puerta, viendo a la bella hada convertida en serpiente: 
«Al oír estas palabras, Remondín tiró la mesa al suelo y entró en su habitación; lleno de ira y de celos, tomó la espada que colgaba de la cabecera de su cama y se la ciñó, yendo al lugar donde sabía que Melusina iba todos los sábados, y encontró una fuerte puerta de hierro, muy gruesa; nunca antes había estado allí; metió la punta de la espada que era muy dura, y la movió y giró hasta que consiguió hacer un agujero. Miró y vio a Melusina, que estaba en una gran cuba de mármol con escalones hasta el fondo, de unos quince pies, con asas de cinco pies de ancho. Allí estaba Melusina bañándose de la manera que oiréis a continuación. Por el agujero que hizo en la puerta Remondín pudo divisar todo lo que había dentro de la habitación y vio a Melusina que estaba peinándose en la cuba: hasta el ombligo tenía forma de mujer y del ombligo para abajo era como la cola de una serpiente, del grosor de un tonel donde se ponen arenques; la cola era muy larga y golpeaba con ella en el agua de tal modo que la hacía saltar hasta la bóveda de la habitación[9]»

Melusina bañándose, siendo por Remondín. Roman de Mélusine. Manuscrito iluminado del siglo XV
Fuente: BNF


El caso de Melusina es especial pues es ella quien se traslada a vivir al mundo real y no al contrario. A pesar de ser un hada “urbana”, la joven vivía en una fuente maravillosa del Bosque de Colombiens. Al casarse con Remondín traslada su residencia a la ciudad y es allí donde vive durante largos años. 

¿Por qué una serpiente? La transformación de Melusina en una serpiente no es casualidad. Este animal no gozaba de una buena imagen en los bestiarios medievales ya que se asociaba al mal y al pecado. De igual modo, la figura de la sirena era prototípica de la lujuria, pecado que se daba por sentado en las mujeres. En este ambiente de misoginia creciente no es de extrañar que se asociara la figura de la serpiente a la mujer. De igual modo hay que tener en cuenta que la transfiguración no pertenecía al reino de la luz sino que se producía bajo órdenes diabólicas. 

A pesar de esto, Melusina no se presenta como una figura malévola, como sí pasaba con Morgana, sino que obedece más a un carácter benévolo. Ante todo, es un hada con un fuerte carácter maternal. Ella misma cuida de su amplia prole, ayudada por tres nodrizas. Sus hijos, aunque humanos, nacen con defectos que denotan el carácter sobrenatural de su progenitora. Cuando crecen, ella misma se convierte en su consejera.



Como veis, la figura del hada literaria medieval es un paso intermedio entre las antiguas divinidades menores y las hadas que posteriormente se internarán en nuestras estructuras mentales a través de los cuentos infantiles. 




Si queréis leer más entradas relacionadas con esta temática podéis dirigiros a:


Esta entrada es un resumen del capítulo completo que dedicamos a este tema en nuestro libro Érase una vez... el bosque. Si queréis echarle un ojillo parcial podéis acudir a Google Books. Si os interesa haceros con él, podéis comprarlo en Libros.com.




¡Os espero entre las hojas!





BIBLIOGRAFÍA

  • ALVAR, C.: Breve diccionario artúrico. Madrid, Alianza, 1997.
  • BRUÑA CUEVAS, M.: “Apuntes sobre el paisaje y la naturaleza en la literatura medieval francesa” en Cuadernos del CEMYR, nº7: Paisaje y naturaleza en la Edad Media, 1999. pp. 141-165
  • BUENO DOMINGUEZ, M.L.: Milagros y prodigios medievales: una frontera indeterminada. Zamora: Semuret, 2003.
  • CHRÉTIEN DE TROYES: Claris et Laris. Recurso en línea 
  • CHRÉTIEN DE TROYES: El caballero de la carreta; prólogo y traducción de Luis Alberto de Cuenca y Carlos García Gual. Madrid, Alianza, 2013.
  • CHRÉTIEN DE TROYES: El caballero del león; edición preparada por Marie-José Lemarchand. Madrid, Siruela, 1986.
  • D’ARRAS, J.: Melusina o la noble historia de Lusignan; edición y traducción de Carlos Alvar. Siruela, Biblioteca medieval 29, 2008.
  • GARCÍA GUAL, C.: El redescubrimiento de la sensibilidad en el siglo XII. Madrid, Akal, 1997.
  • HARF-LANCNER, L.: Les fées au Moyen Âge. Morgane et Mélusine. La naissance des fées. Genève, Editions Slatkine, 1984.
  • LECOUTEUX, C.: Hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media: Historia del doble. Palma de Mallorca, José J. de Olañeta, 1998.
  • MARIA DE FRANCIA: Lais; Introducción, traducción y notas de Carlos Alvar. Madrid, Alianza, 1994. 
  • MORALES, A. M.: “Los habitantes de Brocelandia” en Medievalia, nº 9, 1991. pp. 817.
  • PATCH, H. R.: El otro mundo en la literatura medieval. México; Madrid; Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1983.
  • SALINERO CASCANTE, M. J.: “El bosque y el imaginario femenino medieval” en Espacio y texto en la cultura francesa. Tomo I: Espacios reales, espacios imaginarios. Alicante, 2005. pp. 237-257.
  • ZORRILLA ORTÍZ DE URBINA, L.: “Del hada celta a la mujer sabia: evolución misógina de los personajes de la materia de Bretaña hispánica” en Líneas actuales de investigación literaria, Universitat de València, 2004. pp. 115-123. Disponible online aquí.



NOTAS 

[1] Debido a la limitación de espacio emplazaremos el desarrollo de estos espacios para un artículo más completo más adelante. 

[2] “Has creído lo que algunos suelen creer, concretamente que existen criaturas agrestes que llamamos damas del bosque y que ellas son criaturas de la carne, que se muestran cuando quieren a sus amantes y toman (se dice) el placer con ellos, y siempre cuando ellas quieren, se esconden y se desvanecen. Si has creído esto, diez días de penitencia a pan y agua” Fragmento extraído de HARF-LANCNER, L.: Les fées au Moyen Âge. Morgane et Mélusine. La naissance des fées. Genève, Editions Slatkine, 1984. pp. 23-24. 

[3] “Habrá un rencuentro entre la cultura sabia y la cultura popular para provocar la creación, en la literatura medieval, de una nueva figura imaginaria en la que se superpongan los atributos de las parcas antiguas y de los amantes sobrenaturales de los cuentos maravillosos”. Ibidem, p. 23. 

[4] Fragmento extraído de MARIA DE FRANCIA: Lais; Introducción, traducción y notas de Carlos Alvar. Madrid, Alianza, 1994. p. 43. 

[5] Ibidem, pp. 88-89. 

[6] Para saber más podéis recurrir a esta completo artículo sobre la figura de Morgana: LENDO FUENTES, R.: “Morgana, discípula de Merlín”, en Lingüística y Literatura, nº 51, 2007. pp. 59-71. Podéis leerlo online aquí

[7] “Allí nueve hermanas gobiernan según ley que no está escrita a los que a ellas de nuestras partes llegan. La mayor de ellas es sabia en el arte de curar, y por su espléndida belleza supera a sus hermanas. Morgana es su nombre, y conoce la utilidad de todas las hierbas para la curación de los cuerpos enfermos. También conoce el arte de mudar su figura y como Dédalo sabe cortar los aires con plumas nuevas” Fragmento extraído de la Vita Merlini.

[8] Fragmento extraído de: CHRÉTIEN DE TROYES: El caballero de la carreta; prólogo y traducción de Luis Alberto de Cuenca y Carlos García Gual. Madrid, Alianza, 2013. p. 70. 

[9] D’ARRAS, J.: Melusina o la noble historia de Lusignan; edición y traducción de Carlos Alvar. Siruela, Biblioteca medieval 29, 2008.

Comentarios

  1. Gracias por tu información! Me ha gustado, sobretodo el trozo q habla de Morgana, me encanta ese personaje! Esperaré la segunda parte! Un saludo! ;)

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